Una campaña electoral exprés y un gran ausente: Justin Trudeau. Canadá celebra elecciones este lunes. Mark Carney, primer ministro en funciones y líder de los liberales, anunció el adelanto de los comicios el pasado 23 de marzo. En esta carrera electoral, que ha tenido como tema central la guerra comercial que libra el país con Estados Unidos, la figura de Trudeau ha pasado casi inadvertida, pese a que dejó el poder apenas el 14 de marzo, tras más de nueve años al frente del Gobierno. Las razones de su salida y los cálculos electorales de los liberales explican en buena medida esta amnesia. Al mismo tiempo, Trudeau terminó por aceptar, tras fuertes pataleos al inicio, que su tiempo había pasado; que la política encumbra y relega con la misma rapidez.Pierre Poilievre, líder de los conservadores, es el que más ha sacado a colación el nombre del exprimer ministro en mítines y debates, bajo el argumento de que los liberales de Mark Carney encarnan la continuación de sus políticas. El primer ministro interino no se ha cansado de repetir una frase: “El señor Trudeau ya no gobierna. Lo más importante en estas elecciones es saber quién está mejor preparado para hacer frente a Donald Trump”. Desmarcarse del expremier canadiense no solo ha sido un asunto retórico: en sus primeros días en el poder, Carney anunció la anulación del plan nacional de gravámenes al carbono en su forma actual y la suspensión del aumento del impuesto a las ganancias de capital, dos políticas heredadas de Trudeau, en acciones consideradas como un intento del líder liberal para ganar votos entre la derecha.El diario The Globe and Mail publicó a finales de marzo que Justin Trudeau vive en un barrio acomodado de Ottawa y que planea mudarse a Montreal en unos años. Según confiaron al periódico miembros de su círculo cercano, el exprimer ministro, de 53 años, no tiene prisa en retomar su vida laboral pese a que ya ha recibido algunas propuestas. También le han ofrecido escribir un libro. Unos días antes, el propio Trudeau había difundido en redes sociales una fotografía donde posaba comprando algunos utensilios de cocina en una cadena canadiense de comercio minorista. “Sienta bien estar en Canadian Tire un lunes por la mañana”, era el mensaje que acompañaba la imagen. Durante la campaña, Justin Trudeau solo ha aparecido en un par de eventos mostrando su apoyo a Marjorie Michel, candidata liberal en Papineau, la circunscripción de Montreal que Trudeau representó en la Cámara baja durante más de 16 años.La caída de Trudeau obedeció a factores que fueron más allá del desgaste tras tantos años gobernando. Las promesas incumplidas hicieron mella. Por ejemplo, renunciar a llevar a cabo una reforma electoral de gran calado y fracasar en lograr el equilibrio de las cuentas públicas en años fiscales específicos. Ciertas decisiones durante su tercer mandato también le costaron caro. Un mal cálculo de la capacidad del país para recibir a un gran número de trabajadores extranjeros después de la pandemia y un cheque como “apoyo” a la mayoría de los hogares canadienses durante las fiestas navideñas (iniciativa tildada como “electoralista”) fueron dos de las más sonadas.La lista de escándalos bajo la sospecha de falta de ética tampoco ayudó; lo mismo que la fama de Trudeau de no tolerar opiniones discordantes dentro de su equipo, que alcanzó momentos de máxima tensión con la renuncia de Chrystia Freeland como viceprimera ministra y ministra de Finanzas. Sin embargo, es posible que el mayor error del político canadiense haya sido querer seguir en el poder pese a la estrepitosa caída de su popularidad y de los llamados a renunciar dentro de su propio partido, repitiendo sin cesar que buscaría un cuarto mandato incluso viendo el considerable avance de los conservadores en las encuestas.El pasado 6 de enero, Trudeau finalmente dio el paso esperado: anunció que abandonaría la jefatura del partido y, por ende, el timón del Gobierno, cuando los liberales eligieran a un nuevo líder. “Este país merece una opción real en las próximas elecciones, y me ha quedado claro que si tengo que librar batallas internas, no puedo ser la mejor opción en esas elecciones”, manifestó sin reservar espacio a la autocrítica.En estos comicios, los liberales han tenido muy claro que Trudeau resta y no suma. El hartazgo hacia él y los errores que cometió representan lo contrario a una suculenta carnada para los votantes. Sin embargo, varios de los colaboradores más cercanos de Carney comenzaron su vida política con el exprimer ministro, ocupando carteras de alta importancia en sus distintos mandatos. Incluso Carney se desempeñó durante algunos meses como su consejero económico.No son tiempos para pronunciar su nombre, queda claro, pero los miembros del partido difícilmente olvidarán que Trudeau venció a los conservadores en 2015, formando Gobierno mayoritario, cuatro años después de que la agrupación obtuviera los peores resultados de su historia, y consiguiendo dos reelecciones, aunque hayan sido por vía minoritaria. No hay duda de que las hostilidades comerciales iniciadas por Trump importan más que cualquier otro tema estas elecciones. Al revisar las encuestas publicadas en meses recientes, se puede constatar un factor que también está relacionado con Trudeau, el político que su partido ha decidido apartar de la narrativa en campaña. Los liberales comenzaron a acortar distancias con los conservadores (de forma ligera, aunque constante) cuando Trudeau aún era premier canadiense. Los electores ya sabían que abandonaría la vida política, pero las últimas semanas del político al frente del Ejecutivo estuvieron caracterizadas por intenso trabajo, búsqueda de consensos y tono firme en el marco de las amenazas pronunciadas desde la Casa Blanca, con hipótesis de anexión incluidas.Diversos analistas han subrayado que Trudeau pronunció en esos días algunos de los discursos más importantes de su vida política. El 1 de febrero, cuando anunció que su Gobierno respondería a los aranceles estadounidenses con la misma receta, señaló: “Tenemos nuestra propia identidad, nuestra propia historia y nuestros propios valores. Los canadienses somos acogedores, abiertos, innovadores y ambiciosos. Preferimos resolver nuestras diferencias por la vía diplomática, pero estamos dispuestos a luchar cuando es necesario”. Después, Carney lanzó su candidatura a la jefatura del partido, lo que se añadió a los problemas de los conservadores para posicionarse como un recambio efectivo en medio de las tensiones con el país vecino. Como resultado, las agujas de los sondeos se movieron con mayor decisión.La noche de este lunes se sabrá si la formación liberal, con Carney al mando, seguirá gobernando. No es por lo tanto el día más propicio para efectuar un balance de los años de Trudeau en el poder, aunque se trate de una asignatura pendiente tanto para los liberales como para los demás canadienses. Haber querido seguir en el poder, incumplir promesas y tomar decisiones equivocadas son elementos que no pueden dejarse de lado. Tampoco los aciertos que tuvo como primer ministro, entre los que su electorado valora la prestación federal para familias con hijos, el apoyo a empresas y ciudadanos durante la pandemia, un mayor acercamiento con las comunidades indígenas y la legalización del cannabis. En todo caso, la vigencia de los legados siempre depende del paso del tiempo y de análisis a largo plazo.

Y Justin Trudeau cayó en el olvido | Internacional
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