Ya campeón de la Supercopa, el Barça también levantó la Copa ante la euforia de su hinchada desplegada en La Cartuja y la pesadumbre del Madrid. Los títulos tienen hasta ahora el mismo ganador y el mismo perdedor después de que un titán de nombre Koundé cerrara la última remontada azulgrana en la prórroga de una final hermosa por competida, por las diferentes alternativas y las muchas variantes del juego, por el despliegue de dos colosos irreductibles que acabaron exhaustos, el mejor colofón a un torneo tan popular y épico como la Copa. Nadie se rindió en un clásico que se disputó como si fuera el definitivo para resolver el duelo Barça-Madrid hasta que llegó el robo y el zapatazo de Koundé, símbolo de la voracidad de los jóvenes muchachos de Flick.
3
Wojciech Szczesny, Jules Koundé, Gerard Martín (Ronald Araujo, min. 84), Iñigo Martínez, Pau Cubarsí, Pedri (Eric García, min. 97), Lamine Yamal, Dani Olmo (Fermín López, min. 64), Frenkie de Jong (Gavi, min. 84), Raphinha y Ferran Torres (Pau Víctor, min. 114)
2
Thibaut Courtois, Raúl Asencio, Antonio Rüdiger (Endrick, min. 110), Lucas Vázquez (Luka Modric, min. 54), Ferland Mendy (Fran García, min. 10), Jude Bellingham, Rodrygo (Kylian Mbappé, min. 45), Dani Ceballos (Arda Güler, min. 54), Aurélien Tchouaméni, Federico Valverde y Vinícius Júnior (Brahim Díaz, min. 88)
Goles
1-0 min. 27: Pedri. 1-1 min. 69: Kylian Mbappe. 1-2 min. 76: Aurelien Tchouameni. 2-2 min. 83: Ferrán Torres. 3-2 min. 115: Koundé
Arbitro Ricardo de Burgos Bengoetxea
Tarjetas amarillas
Ancelotti (min. 24), Aurelien Tchouameni (min. 30), Gerard Martín (min. 36), Frenkie De Jong (min. 67), Modric (min. 90), Fermín López (min. 93), Raphinha (min. 99), Jude Bellingham (min. 106)
Tarjetas rojas
Lucas Vázquez (min. 122), Rüdiger (min. 122)
El Madrid recuperó de inicio su versión más equilibrada con la suplencia de Mbappé. Volvió el equipo de los dos laterales clásicos, el que permite el despliegue de Valverde como centrocampista y avala la llegada al área de Bellingham, el que mejor le viene a Vinicius y también el más conveniente para el ecosistema de Ancelotti: un flexible 4-4-2. Un año después, sin embargo, fue también un plantel mucho más reactivo, como si asumiera que ya pasó el tiempo en que fue campeón de Liga y de Champions, sometido por un Barcelona que, por el contrario, está de ida y cuyo límite se desconoce después de protagonizar una emocionante aventura desde la llegada en verano de Flick.Asumieron los azulgrana su condición de favoritos, tomaron la iniciativa y fueron a por el partido, muy superiores al Madrid. Aunque eran prudentes en la gestión del juego, aceleraban y profundizaban cuando tenían la pelota y advertían que no replegaban los medios madridistas, desfondados por el ritmo del Barça. Las llegadas se empezaron a suceder en el área de Courtois, al inicio con Gerard Martín y después a partir de Lamine, más cómodo frente a Fran García, sustituto del lesionado Mendy. La ausencia de un ariete como Lewandowski facilitaba la movilidad de Ferran y Olmo. Apenas se reparaba en el árbitro, más permisivo con el Madrid, sino en la cadencia del fútbol impuesta por Pedri, autor de un excelente gol después de una dejada excelente de Lamine.La jugada expresó el dominio del Barça de portería a portería, desde la recuperación de Cubarsí hasta el tiro a la escuadra de Pedri en el balcón del área, imposible para Courtois. No había noticias de Szczesny. El Madrid solo empezó a entrar en juego cuando cedió un poco la presión del Barcelona. Los azulgrana necesitan ser muy compactos, estar muy finos y enérgicos, seguros en el fuera de juego, un riesgo frente a delanteros que atacan los espacios como Vinicius y Rodrygo. La pérdida de rigor e intensidad propicia las pérdidas de balón como se advirtió con los arrebatos de Bellingham y Vinicius. El Barça tampoco remató el partido cuando el cuero dio en el poste después de un rechazo de Rüdiger.Ancelotti intervino en el descanso y recurrió a Mbappé por el insustancial Rodrygo. La carga madridista obligó muy pronto a una meritoria doble intervención de Szczesny a tiro de Vinicius. Las entradas de Bellingham desajustaban a la defensa del Barça y Ancelotti optó por oxigenar más el ataque con la entrada de Modric y Güler. La versión blanca con Mbappé resultó mucho más agresiva e intimidatoria y obligó al Barça a recular y a confiar también en el contragolpe a manos de Ferran y Lamine. El encuentro giró decididamente a favor de un Madrid que asfixiaba y no dejaba salir de su cancha al Barcelona.Arriesgaba el Madrid, incontenible para el Barça. El gol estaba cantado y también el goleador: Mbappé. El ariete no paró de embestir hasta que cedió la zaga parapetada ante Szczesny. Una falta en la frontal del área forzada por el propio delantero en una acción soberbia facilitó el tiro inapelable de Mbappé. El 1-2 también llegó a balón parado cuando Tchouameni cabeceó un córner botado por Güler. El Madrid se sintió tan superior que se confió hasta ceder el 2-2. Rüdiger y Courtois no atinaron a defender un pase de Lamine para el desmarque de Ferran y el delantero remató a gol después de regatear al portero del Madrid.El desgaste pasó factura a futbolistas como Vinicius y el partido se convirtió en un cara y cruz cuando Raphinha cayó ante Asencio. El árbitro pitó un penalti que anuló después de intervenir el Var ante la ira del barcelonismo reunido en Sevilla. El partido había quedado contaminado al final por la toxicidad de una previa protagonizada por los colegiados y el Madrid. La llegada de la prórroga, en cualquier caso, no restó preciosidad ni igualdad a la contienda con un ir y venir cerrado por el golazo de Koundé. Un golazo para una final monumental que acabó por coronar al mejor Barça.