Hubo un momento de especial tensión en la reunión de Yeda (Arabia Saudí) del 11 de marzo entre las delegaciones de Estados Unidos y Ucrania. Fue cuando Mike Waltz, consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, puso sobre la mesa un mapa de Ucrania para dibujar sobre el mismo qué reparto de territorios podría negociarse con Rusia para finalizar la guerra. El equipo ucranio, encabezado por Andri Yermak, mano derecha del presidente Volodímir Zelenski, pidió que este asunto se dejara para más adelante, pero sus interlocutores replicaron que debía ser ya. Así lo han revelado varios medios ucranios que han hablado con testigos del encuentro, sin que haya trascendido por dónde pasó el bolígrafo de Waltz. Donald Trump y sus hombres de confianza han subrayado cada día desde entonces que Ucrania debe asumir que tendrá que hacer concesiones territoriales.El presidente de EE UU ha roto un tabú, quizá el mayor en Ucrania, y es el de los sacrificios territoriales. Hasta que no llegó Trump al poder, fuera su predecesor Joe Biden o los aliados europeos de Kiev, la posición oficial y unánime en Occidente era que sería Ucrania la que decidiría cuándo debían iniciarse las negociaciones de paz y en qué condiciones. Pero ni la cúpula política ni militar ucrania ha mencionado todavía públicamente algo que ahora parece inevitable: que Vladímir Putin no retornará todo lo ocupado en el país invadido y que EE UU tampoco se lo exigirá. “Cualquier acuerdo pasará por las cesiones territoriales de Ucrania y los compromisos de seguridad de Rusia”, ha dicho Waltz.Trump tiene previsto entrevistarse telefónicamente este martes con Putin para hablar de su propuesta de alto el fuego de 30 días, y el principal escollo a tratar, según ha confirmado el presidente estadounidense, es “el reparto de activos” entre Rusia y Ucrania. Trump reiteró que ya ha abordado antes esta cuestión, tanto con el Kremlin como con Bánkova, como se conoce a la sede de la presidencia ucrania. Zelenski ha afirmado que él y su equipo participarán en las negociaciones de paz “bajo el fuerte liderazgo del presidente Trump”. La iniciativa de la tregua es de la Casa Blanca, según señala la oficina de Zelenski, y deben ser los estadounidenses los que dirijan las conversaciones con Rusia.El enviado especial de Trump para Rusia, Steve Witkoff, se entrevistó el viernes con Putin en Moscú. Witkoff explicó en la CNN que la reunión había sido “positiva”, que había permitido limar diferencias entre Rusia y EE UU y que las concesiones territoriales habían sido discutidas.La pérdida de control de sus regiones es en Ucrania el elefante en la habitación, como dice la expresión en inglés, una obviedad que se pretende ignorar. La posición oficial de Zelenski es que su país nunca reconocerá la soberanía de Rusia en los territorios ocupados. En este sentido se manifestó este lunes en RBC su ministro de Exteriores, Andrii Sibiga: “Hay cosas fundamentales que no son negociables, que no pueden tocarse. La primera, la integridad y la soberanía territorial de Ucrania. Ucrania nunca reconocerá los territorios ocupados [como parte de Rusia]”.Pero esto no niega la posibilidad de que las zonas invadidas continúen bajo control del Kremlin, aunque ni Ucrania, ni sus aliados, ni Naciones Unidas admitan la legalidad de la anexión. Zelenski ya asumió en diciembre de 2024, en una entrevista con Le Parisien, que Ucrania no tiene la suficiente fuerza militar para expulsar a las fuerzas ocupantes, pero que, en el futuro y con el suficiente apoyo occidental, podría forzarse por la vía política a Rusia a devolverlos.La estrategia del poder político ucranio es no soliviantar a Trump tras el accidentado inicio de las relaciones bilaterales con Zelenski. Ucrania todavía depende militarmente de Washington. Pero las dudas sí surgen desde los centros de estudios políticos. Iliya Kusa, analista del Instituto Ucranio para el Futuro (UIF), subrayó este lunes en unas jornadas en Kiev que para Trump la prioridad no es Ucrania, sobre todo después de romper la alianza histórica con las democracias occidentales europeas: su prioridad es establecer una relación bilateral con Moscú en la que compartan intereses estratégicos.“Es obvio que EE UU ha roto el tabú sobre la inviolabilidad de la soberanía no solo de Ucrania, también de Europa. Trump y Putin tienen la misma retórica, el presidente estadounidense lo demuestra queriendo hacerse con Groenlandia”, explica en una entrevista telefónica Olena Snigyr, académica del Centro Robert Schuman del Instituto Universitario Europeo. Snigyr opina que EE UU ha roto el orden global y la unidad con Europa, lo que siempre buscó Rusia. Cambiar el rumbo de lo que está sucediendo dependerá de la reacción de Europa, añade esta académica: “Ucrania sola no puede hacer frente a la presión para que ceda, Ucrania sola perderá y desaparecerá. Pero no es del interés de Europa y de su seguridad que Ucrania caiga”.El director del UIF, Vadim Denisenko, remarcó que un factor que se tiene poco en cuenta es que la Casa Blanca está ya dialogando con el Kremlin para la participación preferencial de multinacionales estadounidenses en la explotación de recursos naturales rusos. Es decir, que no solo será Ucrania un socio de Washington en este ámbito después de que se firme el acuerdo de los minerales, y por el que Kiev ha aceptado ceder la gestión a EE UU del 50% de los ingresos en la extracción de estos recursos naturales.Central nuclear de ZaporiyiaEn aquella entrevista en Le Parisien se preguntó expresamente a Zelenski por Crimea y por la zona de Donbás. La península del mar Negro fue anexionada ilegalmente por Rusia en 2014. Parte de las dos provincias de Donbás, Lugansk y Donetsk, se levantaron contra Kiev aupadas por Moscú. Desde la invasión de 2022, todo Lugansk y un 60% de Donetsk están bajo dominio ruso. Según la ley rusa, desde aquel 2022 forman parte de Rusia, junto a las provincias parcialmente ocupadas de Jersón y Zaporiyia.Trump apuntó precisamente la semana pasada en varias ocasiones a la central nuclear de Zaporiya como uno de estos “activos” a repartir. La última fue este domingo, cuando indicó, aunque sin nombrarla explícitamente, que también quiere hablar de ello con Putin. La mayor planta de energía atómica de Europa, que se encuentra bajo ocupación rusa desde 2022, fue uno de los asuntos que la delegación estadounidense en Yeda quiso abordar con la parte ucrania. Esto se ha interpretado como una señal de que puede ser uno de los elementos que Ucrania podría recuperar, pero la posición de máximos del Kremlin es que nada será retornado, y que incluso los territorios de Zaporiyia en la Ucrania libre deben entregarse a Rusia.La falta de suficiente fuerza para reconquistar militarmente lo perdido no es el único problema de Ucrania. Como comentó en febrero a este diario uno de los oficiales con mayor responsabilidad de las Fuerzas Armadas Ucranias: “Tras 11 años bajo influencia rusa, nuestras tropas serían vistas como el enemigo si entráramos en Crimea o en las ciudades de Lugansk y Donetsk”. Repoblar estas provincias sería mejor solución, explicó otro militar de alto rango a EL PAÍS en 2023, pero cuanto más tiempo pasen bajo dominio ruso, más generaciones crecerán desconectadas de Ucrania.

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