Hay muchas plantas herbáceas de varios géneros con floraciones extenuantes y prolongadas en el tiempo. Entre estas se encuentran algunas que aparecen en los catálogos de jardinería del siglo pasado, y que todavía constituyen un motivo de alegría en los jardines. Unas habituales de esas páginas son las pertenecientes al género Verbena, dentro del cual hay diferentes especies de rancio abolengo jardinero.La más conocida es la verbena rastrera (Verbena x hybrida), fruto del cruce entre ni más ni menos que cuatro especies distintas, según reza la página web de los Kew Gardens. Pero habría que apuntar que esta verbena ya no es Verbena nunca más, porque ha pasado a engrosar el género Glandularia… Aun así, la podemos seguir considerando una verbena, para aprender en conjunto de este grupo de herbáceas tan socorridas. Más informaciónLo que hace que esta especie sea tan apreciada es una continua floración desde abril hasta que llegan los fríos de noviembre, con una sucesión de flores que pueden tener tonos en la gama de los blancos, violetas, rosados y rojizos, principalmente. También se encuentran flores bicolores, donde el blanco acompaña a los otros tonos. En pleno verano, si es muy cálido, la floración puede aminorar, para relanzarse cuando llegan las temperaturas algo más frescas del otoño.Esta verbena rastrera genera un tapiz muy pegado al suelo, y sus tallos enraízan fácilmente en contacto con la tierra o el sustrato, potenciando su crecimiento. Se podría considerar una planta idónea para cubrir la base de arbolitos plantados en macetones, lo que hará un perfecto acolchado, mejorando la calidad de vida de las raíces del árbol, así como añadiendo un contraste muy bello. Un kumquat (Citrus japonica ‘Nagami’) incrementa su valor estético con una verbena tapizante de flores rojas, violetas o lilas plantadas en su base, por ejemplo.Flores rojas de verbena tapizante al comienzo de su floración.Eduardo BarbaOtra de las verbenas presentes en los jardines y terrazas es la verbena de hojas rígidas (Verbena rigida). Esta tiene la peculiaridad de poseer un follaje enhiesto y recio, con los tejidos de sus hojas endurecidos. Nativa de Argentina y de Brasil, es una amante del sol, como todas estas verbenas. Al contrario que la verbena tapizante o rastrera, esta especie levanta un par de palmos del suelo. Igualmente, es perfecta para macetas en balcones, donde no dejará de producir sus inflorescencias moradas.La verbena de hojas rígidas se llena de flores entre abril y noviembre.REDA (Universal Images Group via Getty)Para completar una tríada de verbenas no podía faltar la popular verbena de Buenos Aires (Verbena bonariensis), una favorita de los paisajistas de medio planeta. Su esbeltez —que la lleva a medir hasta dos metros de altura—, unida a su grácil floración violeta que dura meses y más meses, la hace ser el perejil de todas las salsas jardineras. Es muy versátil y conjunta bien con gramíneas, con arbustivas, con arbolado… y produce un efecto de ensueño cuando su cuerpo se zangolotea con el viento o se mece con la más ligera de las brisas. Para crecer en un tiesto es muy apropiado su cultivar ‘Lollipop’, que es más bajito, de un metro de altura. Si se planta una mielaria blanca (Lobularia maritima) al pie, la fiesta está servida para los insectos polinizadores, porque ambas son especies muy atractivas para estos animalillos. Las verbenas de Buenos Aires, y sus otras compañeras ya mencionadas, son un imán para la esfinge colibrí, lo más parecido que tenemos en Europa a la magia de los verdaderos colibríes de otras regiones. Cuando se cultiva una de estas verbenas, antes o después aparecerá este insecto, maestro de vuelo con matrícula cum laude de las piruetas y cabriolas aéreas.Las verbenas son muy atractivas para multitud de insectos como las mariposas.photography by Ulrich Hollmann (Getty Images)La verbena de Buenos Aires se resiembra muy fácilmente, algo que es aconsejable fomentar en las macetas de casa para asegurar la descendencia. Esto es así porque, a veces, tienen una vida corta, por lo que es bueno contar con plantas de repuesto. Para hacerlo, basta con cortar alguna de las cabezas secas de sus infrutescencias, llenas de semillas, y espolvorearlas sobre el sustrato como si se tratara de orégano sobre la pizza. Si esa mezcla cae en la tierra soleada, y se mantiene constantemente húmeda, al poco empezarán a germinar las plántulas, de crecimiento muy rápido.A todas estas verbenas les favorece un recorte después del periodo de floración, para fomentar la emisión de tejidos frescos y así rejuvenecer la planta. Asimismo, el descabezado —eliminación— de las flores secas también aumentará la cantidad de flores, y se convierte en un ejercicio precioso de atención y de cuidado de las plantas. Por supuesto, el abonado orgánico es imprescindible si se pretende disfrutar de plantas sanas y floríferas. Y es que dentro de nada llega el verano, y las verbenas se dejarán ver en todas las plazuelas de pueblos y barriadas de las ciudades, con sus colores.

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