Las paraestatales energéticas, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) perdieron brillo en 2024. Los resultados auditados de las dos empresas públicas, dados a conocer en estos últimos días, dan cuenta de mayores pérdidas financieras para ambas compañías el año pasado, en comparación a sus informes no dictaminados, enviados a la Bolsa en febrero pasado. La CFE reportó una pérdida histórica de 271.574 millones de pesos de enero a diciembre de 2024, un incremento del 118% respecto a las pérdidas de su reporte de febrero. En el caso de Pemex, su pérdida neta fue de más de 780.500 millones de pesos, un 26% más de lo reportado semanas previas a la Bolsa Mexicana de Valores. El horizonte ya pintaba sombrío para ambas empresas en febrero pasado, cuando presentaron a inversionistas sus resultados financieros al cuarto trimestre de 2024. En ese entonces, la CFE reportó una pérdida neta de 124.4000 millones de pesos, mientras que la petrolera mexicana, la más endeudada del mundo, reportó una pérdida neta de 620.605 millones de pesos. Ahora, las cifras ya han sido evaluadas por un dictaminador y ha resultado en un quebranto más profundo para las empresas estatales, pilares de la política energética de la Administración de Claudia Sheinbaum. De acuerdo con el estado financiero auditado de la CFE, la pérdida fue ocasionada por los efectos del tipo de cambio y el impacto por el cambio de régimen de tributación al pasar de ser una empresa productiva del Estado a una empresa pública sin fines de lucro. “Este cambio en ley dio lugar, por única ocasión, a un impacto al resultado neto por cancelación de impuesto sobre la renta por 174.954 millones de pesos. Es importante señalar que estas provisiones contables tampoco impactan al flujo de efectivo de la empresa”, indicó la paraestatal en un comunicado. En 2023, por el contrario, la compañía eléctrica reportó en terreno positivo, con una utilidad neta de 96.191 millones de pesos. Por otra parte, Pemex también reportó en terreno negativo. Durante el cuarto trimestre de 2024, la petrolera registró una pérdida neta de 350.500 millones de pesos, en contraste con una utilidad neta de 5.100 millones en el cuarto trimestre de 2023. En febrero, la petrolera solo había reportado un quebrado trimestral por 190.500 millones de pesos. Ahora, en su reporte auditado, atribuye esta caída más aguda a un aumento en el costo de ventas, deterioro de activos fijos, costos por instrumentos financieros derivados, pérdida cambiaria e impuestos y derechos. Pemex ha hecho hincapié en que trabaja estrechamente con las Secretarías de Energía y de Hacienda para las decisiones financieras y operativas de la empresa. Pese a las millonarias inyecciones directas de capital que ha hecho el Gobierno desde el sexenio pasado para reflotar sus finanzas, la paraestatal no consigue levantar cabeza: el saldo de su deuda total se mantuvo igual respecto al informe de febrero, en 97.600 millones de dólares, lo que la mantiene como la petrolera más endeudada del mundo. La caída financiera de la petrolera corre en paralelo a una debacle en su producción. Al cierre de 2024, Pemex produjo un promedio de 1,6 millones de barriles diarios de hidrocarburos líquidos, incluyendo socios. Una cifra aún lejana a los 1,8 millones de barriles que ha prometido Sheinbaum al finalizar su sexenio. La producción actual supone un descenso de un 10% respecto al mismo periodo de 2023. La compañía explicó esta caída a la declinación natural de campos marinos y la prolongación de tiempos en la terminación de pozos con alta complejidad.

Pemex y la CFE profundizan sus pérdidas en 2024: la depreciación del peso y los cambios fiscales afectan sus balances
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